ACEPTATION
A menudo deseamos que las cosas sean distintas a como están siendo.
Deseamos que esa situación mejore, que esa persona cambie y a grosso modo, que todo vire a una versión mejor.
Lo sé, la cosa está jodida y todos (o la mayoría) albergamos ese deseo, esa ilusión.
Lo curioso es que esperamos que esas cosas cambien o bien por sí solas, o bien por el influjo de nuestro deseo -y desesperación-. Yo también solía hacerlo y esa espera, ese deseo.. me frustraba, me consumía por dentro.
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Un día, en una de esas conexiones cuerpo-alma-tierra que se dan aquí en la Sierra, comprendí que la solución pasaba por algo tan simple y tan bello como la aceptación.
Sí, la Aceptación.
Lo sé, no parece algo ni espectacular ni rimbombante y encima es gratis, menudo bajón, pero esa es precisamente la gracia del tema: Cuando te das cuenta que es IMPOSIBLE cambiar lo de fuera (más allá de dejar una pareja por otra, cambiar un trabajo por otro o mudarte de ciudad) y después de frustrarte y sufrir mil veces hasta hartarte, empiezas a plantearte la posibilidad de que quizás/ a lo mejor/ en una de esas…LA ONDA PASA POR ACEPTAR QUE LAS COSAS SON COMO SON.
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Ojo, eso no significa ni tirar la toalla, ni resignarte ni que no te importe más nada.
Nah nah nah, eso solo nos conduce al dolor y la inacción, o lo que es lo mismo: a la inacción dolorosa, que es lo que ocurre cuando creemos que no hay nada que podamos hacer para darle la vuelta a las cosas.
Otra tema, es que queramos verlo o no.
Para mí, aceptar es reconciliarse con la realidad, comprender los motivos que llevan a que la Vida y las personas sean como son y fluir con cariño, paciencia y honestidad.
Aceptar es el -único y verdadero- camino no solo para el cambio sino y sobre todo para la transformación individual.