AMAR EN MAYÚSCULAS
No sé tú pero yo siempre pensé que para AMAR en mayúsculas se necesitaba a alguien más, porque además, lo de amarse en minúsculas era casi un pecado mortal. Un acto egoico, ombliguista y narcisista que se ‘debería’ cambiar. Es muy loco pero así crecí/mos, condicionados y educados con un montón de ‘deberías’ (ser más así o menos asá) que no hicieron más que generar, en la mayoría, una profunda insatisfacción e infravaloración personal y el surgimiento de esa falsa idea de la necesidad del otro para nuestro bienestar emocional.
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El problema, (y esto es lo que yo he experimentado y aprendido gracias a la soledad de la sierra) es que no sabemos estar solos con nosotros mismos, estamos incómodos y NO NOS somos suficiente porque -erróneamente- creemos que es el amor de los otros el que nos sanará y nos permitirá sentirlo dentro. Y no es así. Mi/Tu felicidad y amor propio no puede ser llevada por el otro, porque no proviene del otro. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Decía un sabio que por muy paradójico que parezca, solo aquellas personas capaces de estar solas son capaces de amar, de compartir, de entrar en las más profundas capas de la otra persona, sin posesividad, sin volverse dependientes del otro, sin reducir al otro a un objeto y sin convertirse en adictos del amor que se nos da.
Es por ello que necesitamos aprender a SER y estar en esa soledad porque es ahí donde se genera el tiempo y el espacio necesario para la auto indagación. Un nuevo lugar -interno, hermoso e íntimo- desde el que aprender a aceptarnos, desde el que soltar todos los ‘deberías’ que acumulamos y desde el que empezar a comprender qué es verdaderamente el amor y qué es AMAR.
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PD:
Aceptación como mecanismo de auto conocimiento.
Aceptación como elemento clave en el camino del amor propio.
Aceptación como rompehechizos tras muchos años de domesticación.