La vida es salvaje. Incontrolable, inabastable, impredecible.
Y por mucho que nos empeñemos en controlarla, limitarla y saber de antemano qué es lo que nos depara, no hay manera de manejarla.
No por lo menos, con este nivel de conciencia. 
Estamos dormidos amigos, y no solo eso: Estamos domesticados.
El exceso de civilización desequilibra a cualquiera, y así vamos por el mundo, neuróticos. Y ciegos, y ombliguistas y tan vacíos de espíritu como de mentes llenas. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
La vida es salvaje y nosotros nos creemos muy sapiens. Hemos olvidado nuestro lado animal, hemos apostado por el miedo mental y lo hemos hecho sin tan siquiera darnos cuenta. 
Nos han domesticado. 
Preferimos la certeza, la seguridad, la estabilidad.. Es decir, preferimos todo lo opuesto a lo que es la Vida en realidad. Tenemos mucho miedo. Buscamos la felicidad fuera mientras seguimos culpando a los otros y sin hacernos responsables. Estamos todos medio locos, en serio.
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Pero la mayoría no lo vemos, vivimos en una inconsciencia general que nos hace el aguante y así nos va: infelices, incómodos, insatisfechos.
Sin embargo, es posible despertar.
Es posible reconectar con esa parte animal que vive dentro nuestro. Y no solo es posible sino que es necesariamente VITAL si es que se quiere vivir una vida plena.
Acompáñame o déjame acompañarte, lo que prefieras. 
El propósito es darnos cuenta de la domesticación que llevamos en vena, aprender a reconectar con esa parte animal (instintiva, que deja los miedos fuera) y disfrutar de la Vida con honestidad y coherencia.
La vida es salvaje y todos, somos fruto de ella.