Hola! Este posteo es un experimento. Estoy probando nuevos formatos y nuevas maneras para compartir información y hoy estoy viendo qué tal funciona esta. En el pie de foto tienes un texto en el que te introduzco un tema: Vibraciones y Frecuencias.
Como 2000 caracteres no dan para mucho (o para lo que yo necesito) te he propuesto algo: enviarte un mensaje directo con un PDF con la reflexión y la ‘solución’ completa. Eso sí, solo si te interesa. De ser así, dímelo en un comentario y  te mando el mensajito a la primera :)

Hace un tiempo estuve leyendo sobre el tipo de vibraciones -ondas- que emiten la TV e internet -entre otras- y me sorprendió descubrir que lo jodido no es tanto el tipo de onda magnética que generan los aparatos en sí (módem, antena.. y que de por sí afectan y alteran el equilibrio de nuestro propio campo electromagnético) sino la FRECUENCIA que emiten los contenidos que solemos consumir -automática e inconscientemente- a través de ellas.

Por lo general, tenemos tendencia al morbo, al ruido y a la desgracia ajena. Consumimos ‘malas notícias’ de forma constante (estamos 100% anestesiados al sufrimiento ajeno y/o del planeta) y este tipo de vibración interfiere con la nuestra y la acelera. Esto ocurre porque el miedo vibra a muy baja frecuencia. Emite un tipo de onda corta, rápida y superficial que repercute, directamente, en nuestro equilibrio y bienestar.
Sin darnos cuenta, sometemos todo nuestro metabolismo a un ritmo antinatural. No sólo nuestros órganos y sistemas (respiratorio, nervioso, etc) sino también nuestra mente: cuanto más ‘rápido’ creemos pensar, menos capacidad de atención tenemos y + ruido mental acumulamos, pues no se gana en agilidad de pensamiento, sino en una pérdida constante de nuestra capacidad para parar, tomar distancia, observar y cuestionarNOS.

El miedo, o la frecuencia del mismo, nos consume mucha energía y nos lleva a un malestar  físico, psíquico y emocional.
Es en esta frecuencia que la ansiedad, la tristeza y otras emociones (o estados emocionales) campan a sus anchas, ya que éstas se alimentan de ella, ocupando así el espacio que también comparten con la dicha, la felicidad, etc.
La onda (nunca mejor dicho) está en ser consciente de cuál es la frecuencia predominante en una para así hacerle frente y cambiar esa vibración, de a poquito y con paciencia (y siempre que tú quieras, claro está).
Si te interesa (y pq no me cabe aquí) puedes descargarte aquí el PDF – en el que te comparto ‘mi’ manera :)

#frecuencias