Si las flores pensaran… no florecerían. ‘’No puedo’’ sería su creencia, y así al mundo entero se le negaría la posibilidad de poder disfrutar con-de su pr/esencia.
Los humanos pensamos, y hacemos exactamente eso mismo.
No vivimos a la altura de nuestro potencial sino a la de nuestras creencias y es a través de ellas que nos relacionamos con la realidad que nos rodea. Sobre todo con nosotras mismas y ese diálogo interno que mantenemos todo el día -SIN darnos cuenta- y que va generando, uno tras otro, bloqueos inconscientes a toda mecha.
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Por ej. piensa en la cantidad de mierdas-varias que te dices a lo largo del día, multiplícalo x365 y luego por tu edad y te darás de bruces con todos los ‘no puedo’, ‘no soy capaz’ ‘no lo merezco’ y similares… que llevas en la mochila.
Una bestialidad.
Ver esto es muy interesante, sobre todo si te das cuenta que no hay culpa alguna sino que eres, SOMOS, “productos” -que no víctimas- de un sistema educativo, social, cultural y económico que nos domestica para que seamos así. IM-potentes. IN-capaces.
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Una vez vi esto en mí, empecé a darme cuenta de que realmente eran (y son) mis creencias las que impulsan mis ideas, mis decisiones y mis acciones (y sus resultados) Es decir, las que determinan mi realidad. Lo que yo CREO, lo re-CREO. Toma ya.
El problema es que ‘verlo’ no siempre es suficiente para que este mecanismo deje de funcionar de esta manera, al fin y al cabo son billones de pensamientos acumulados a lo largo de nuestra existencia…
La onda es aprender a modificar el viejo mecanismo de generación de pensamientos (os dejo ‘un algo’ en Stories) y darnos cuenta de COMO a pesar del potencial creativo que llevamos en vena, hemos normalizado y asumido como propia esa sensación de no-realización que nos late en la cabeza… 
Lo gracioso (y con esto acabo) es que justo ESA sensación es la que nos sirve de alarma y nos pone en alerta. 
Por favor, no te creas todo lo que piensas. #creerescrear