Hoy es mi cumpleaños, cumplo 37 años y más allá del festejo y la celebración, quiero compartiros algo. Y lo hago a modo de rito de paso porque siento que HOY, no solo empieza un nuevo año sino que esta nueva vuelta al sol, me regala un poderoso y mágico ALGO.
Ese algo, para mí, se traduce en un nuevo ciclo, en un nuevo estado.
Siento que tras un año intenso de recolección de información (ancestros, vidas pasadas y antepasados) y de búsqueda de motivos y orígenes varios, he llegado al fondo de la cuestión.
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O mejor dicho, al fondo de mi NO YO. Gracias a todas las personas que me han acompañado este año (con terapias, conversaciones y libros/vídeos/audios) he podido ver quien NO SOY.
Y sí, se que suena -como mínimo- a raro. I know, pero por extraño que parezca, este descubrimiento me ha revelado y puesto de manifiesto un profundo desconocimiento de mi Ser como ser humano.
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Durante décadas he estado viviendo bajo un falso Yo. Bajo mi personaje Èlia: con sus traumas, sus recuerdos, sus improntas del pasado, su in/subconsciente y su propio auto engaño.
Creyendo saber quién era y convenciéndome a mí misma de lo mucho que me había trabajado…
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Y resulta que llega un día y te das cuenta que NO. Que en verdad, no tienes ni idea de QUIÉN ERES. Es recién ahora -y esto está viniendo a mí de un modo repentino y acelerado- que empiezo a re-conocerme y a conectar con mi verdadero Yo. Y sí, al principio es una idea que causa rechazo porque tu ego te dice que-no-que-no, que tú te conoces perfectamente y que quién coño es esa Èlia que te está hablando. Y ahí es cuando te pillas y te das cuenta de que hay algo más tras esa voz.
Un ente, una energía, un.. como quieras llamarlo, que es quien realmente mueve los hilos de tu esencia. De tu alma. De tu corazón.
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Así que en esas estamos, empezando un nuevo ciclo alrededor del Sol, cerrando una etapa de mente y acción. Entrando en una nueva de cuerpo y reconexión.
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Conectando, humilde y conscientemente, con mi verdadero YO.