LOS CAMBIOS DRÁSTICOS DE LA NUEVA NORMALIDAD
Tras una suerte de catarsis involuntaria producida por un confinamiento obligatorio, muchas personas -no todas, obvio- están viviendo una especie de ‘despertar’. Éste se manifiesta a través de los clics internos, los darse cuenta y los momentos ahá. A su vez, estos chispazos de conciencia son el motor que transforman la pesadilla inicial del encierro, en una oportunidad de crecimiento personal.
De repente, con el cambio drástico de rutinas, hábitos y movimientos, hemos comprobado que -por lo general- la mayoría vivimos instalados en una carrera sin fondo donde el trajín, los quehaceres y lo mundano de lo cotidiano NO nos dejan margen para la introspección o la intimidad. Nos hemos dado cuenta de lo ridículo de la hiperactividad en nuestra vida y de cuán bien nos hace bajar el ritmo, descansar y cultivar la reflexión intrapersonal.
Por fin hemos podido practicar la teoría (tan conocida y tan utópica) de ‘apagar el piloto automático’ y preguntarnos si esta vida que llevamos, nos llena y nos produce felicidad.
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El virus nos está haciendo de espejo y nos está mostrando toooodo lo que habíamos ido acumulando -año tras año- bajo nuestra propia alfombra emocional. Y sí, habrá quien aun y estando en esta situación (tan sumamente jodida y compleja), con una convivencia 24/7 con nuestra basura mental y sin posibilidad de escapatoria, siga sin quererse ver pero… ese no es mi/tu problema real. Recién estamos con lo nuestro, como para fijarnos en lo que hacen los demás :)
Lo que sí podemos hacer es observar, revisar y cuestionar los modos y maneras que veníamos sosteniendo y que nos han traído hasta acá. Lo que vemos que necesitamos cambiar, lo que queremos retener y sobre todo (y en este punto extiendo este pensamiento de lo individual a lo colectivo) tenemos la oportunidad -como sociedad- de dirimir y dilucidar lo que queremos/necesitamos que vuelva de lo que no debe volver más.
LO QUE NO será el próximo capítulo de #loquevendrá 🔥
#lanuevanormalidad