¿Sabes? Todos tenemos heridas. Y miedos. Y mierdas varias (pa’qué nos vamos a engañar) Pero también -y del mismo modo- TODOS tenemos dones. Y talentos. Y mucho de nosotrxs para compartir y para dar.
Lo que pasa es que a menudo, por desconfianza (en el Otro, en nosotros y en la Vida en general) somos mucho menos de lo que Somos en verdad. Nos escondemos tras la máscara y preferimos actuar.
Nos da pánico exponernos porque pensamos que la mirada ajena va a dolernos y no nos damos cuenta que la verdadera fuente de dolor, es no Ser quienes somos en realidad.
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Una vez leí que ‘dolor solo es dolor’ y que el sufrimiento aparece cuando lo intentamos evitar. Como si pudiéramos impedir o provocar algo, ¿Verdad?
Todos tenemos razones para evitar el sufrimiento, para callarlo, contenerlo, encubrirlo, disimularlo y hacer ver que aquí no pasa ná. Pero lo cierto es que esas razones nacen del miedo. Son hijas de nuestro intelecto, de ese diálogo interior hediondo y lleno de resentimiento que nos recuerda, una y otra vez, que hubo un día y una vez (o miles de ellxs al mismo tiempo) en el que alguien o algo nos hirió y nos causó mucho sufrimiento.
Y sí, no te digo yo que no. Lo que pasa (y esto es algo que he aprendido yo a base de hartazgo y repetición) es que cuanto más empeño pones -y más razones tienes- para albergar ese dolor, más grande vas a hacerlo por el simple y complejo hecho de que tu atención, tiene el don de hacer crecer aquello que está viendo.
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Todos tenemos heridas. Y miedos. Y dones. Y talentos. Pero solo prestamos atención a los primeros y con este gesto -y sin ser conscientes de ello- nos la pasamos desperdiciando el regalo que la Vida nos da a c a d a momento.
No nos culpo, no lo sabemos. Por eso es necesario aprenderlo. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Para no ser esclavos de nuestro propio pensamiento y darnos cuenta, por fin y de una vez, que el dolor es inevitable, pero no lo es el sufrimiento.
#selflove