LLORAR ES UN ACTO DE LIMPIEZA
Este último mes ha sido duro, cansador, y jodidamente triste. Y sí, esto último es subjetivo -obvio- pero es que así es como lo he vivido yo. Con mucha tristeza. Y mucha frustración.
Por eso doy fe (y lo vengo haciendo desde que tengo uso de conciencia) que llorar es un acto de limpieza, y de sanación.
Un acto soberano de amor propio que ésta happycracia forzada en la que vivimos, no tolera.
Es más, abusando del paternalismo de estado nos han hecho creer -de un modo básico, parcial y sobresimplificado- que hay emociones ‘malas’ y otras ‘buenas’, que ‘llorar es cosa de nenas’’ y que la ‘felicidad es el éxito’ mientras que la tristeza ‘es una mierda’.
Como si ambas no fueran las dos caras de una misma moneda y como si las lágrimas, no limpiaran la basurita emocional del personal -independientemente de lo que cada cual tenga entre las piernas-.
Sin embargo, si algo he aprendido es que las lágrimas juegan un papel sanador en los estados de tristeza y que cuando ésta aparece, es para invitarnos a la calma y la reflexión, porque esa -querida mía- es su función: actuar como mecanismo regulatorio que facilite la propia reconstrucción interna.
La tristeza nos empuja a parar, sentir, pedir ayuda y… tomar conciencia.
Y sí, sé que entender nuestras propias emociones es una artesanía muy compleja que requiere de voluntad y paciencia, pero también sé, que enfrentar nuestra tristeza nos permite activar nuestros mejores mecanismos de defensa, (en mi caso son la confianza y el humor) y que eso nos ayuda a digerir mejor la situación.
Quizás por eso lloramos, para facilitar la digestión :)
Igual, déjame recordarte/me/nos que la tristeza natural tiene su propio proceso y que tratar de forzar un repentino cambio de estado no es muy recomendado -tiene ‘efectos secundarios’ adversos- por lo que te/me/nos repito algo muy importante y necesario y es que todo proceso, merece su tiempo, su espacio y su mecanismo liberador.
Llorar es un acto de limpieza, y también de sanación.
❤️🌿🙏🏼