Es imposible. O completamente falso. NADIE puede estar BIEN todo el puto rato. Es inhumano, o antihumano, no sé qué término es más adecuado.
Lo que es obvio, lógico y natural es que a días o a ratos vamos a estar MAL.
Y aunque suene raro… estar mal NO está mal.
Y si, ya sé, la mayoría tendemos a huir de las emociones que no nos gustan o nos mueven o, pa’que engañarnos, no queremos experimentar. Es una tendencia comprensible: somos más hedonistas que valientes, pero no es por displicencia o complacencia que abogo por abrazar el malestar, sino por el hecho de ser una NECESIDAD.
Necesitamos poder no estar bien, no estar conformes, no estar felices… Necesitamos poder expresar la tristeza, el enfado, la inconformidad… y necesitamos hacerlo para que ninguna emoción se nos enquiste en ningún órgano vital.
Porque por muy loco que parezca, eso es lo que suele pasar.
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Yo sé -porque lo vivo a menudo- que ESTAR MAL es incómodo, irritante y desagradable. Y que PARECE que ese malestar y la angustia que le acompaña va a ir in crescendo sin parar pero también sé -porque desde hace un tiempo así lo vengo viviendo- que cuando unx se permite SENTIR, entra en coherencia con su Yo Verdadero. Permitirse gritar al sentir rabia, llorar al sentir tristeza, frustrarse por loquesea o sentirse incómoda y/o inquieta. Como sea, pero SENTIR desde la esencia.
No tienes (ni tengo, ni tenemos) que esconder algo que es completamente natural.
Lo único a tener en cuenta es que es algo tem-po-ral. Es decir, tiene su propio tiempo. No quieras acortarlo por ahorrarte ‘sufrimiento’ y tampoco te acomodes en él y en los ‘beneficios’ que te da (y de esto sé bastante porque hacerme la víctima no se me da nada mal) Se trata de sentirlo plenamente, ser honesta y recordar conscientemente, que también esto pasará.
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PD: CONFÍA