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EL DESAGRADO DEL RESULTADO

Todo lo que pensamos, hacemos y decimos, tiene un daño colateral. O bueno, para no ser tan drástica… un efecto. Por lo general, la mayoría de personas fijan su atención en el efecto, o visto desde su lado: en el resultado. Cuando nos centramos en el resultado, la herramienta que utilizamos para decidir nuestro grado de agrado es el juicio. Juzgamos (con todo el jaleo mental que eso comporta e implica) al resultado por sí mismo, es decir, sin tener en cuenta que el resultado, es solo el efecto de aquello que -nosotrxs- hemos pensado, hecho o dicho… Así que no, por lo general, bajo esta máxima y en su mayoría, las personas no solemos hacernos cargo de los resultados que vamos cosechando a lo largo de nuestra vida. (sobre todo si éstos son ‘malos’)
Sin embargo, no actuamos así por mala fe -eh- sino simplemente por impericia, ya que nuestro foco de atención -que está malencarado, en otro lado, en el resultado- no nos deja literalmente ver las causas, el origen o la raíz del qué.
Cuando cambiamos el punto de atención y movemos nuestro foco hacia esos inicios, podemos reconocer -gracias a la luz de la conciencia- las causas internas que nos han llevado hasta ese momento, situación o problema preciso.
Visto esto y solo de este modo es que podemos comenzar a ver -y hacer- los ajustes necesarios que nos permitirán seguir avanzando por el sendero de la Vida con la consciencia despierta -y tranquila-.

PD: Y también y porqué no, con un poquito más de alegría :)

A veces me sorprendo a mi misma pululando (y haciéndome pajas mentales) po mi universo paralelo. Es un universo mental, imaginario y no real al que me traslado -inconscientemente- cuando una situacion no me gusta, me perturba o me molesta.
Este pulular no es mas que la manera en que se manifiesta mi rechazo ante el momento presente y cuando me doy cuenta, veo mis pensamientos diciendome que no deberia sentirme asi, o que deberia sentirme mas asa, que tendria que pensar esto o que no tendria que pensar lo otro y que en vez de estar aqui, deberia estar alla.
Una molestia en forma de ‘deberes’.
Cuando veo esto en mi no puedo evitar inquietarme y sentir ansiedad.
Por suerte (y gracias a un chistoso -y constante- entrenamiento) es que voy dandome cuenta que puedo parar ese paseo por mi universo paralelo con un simple gesto de ‘aqui te pillo aqui te observo’. Es decir, cuando me pillo rechazando el momento en el que me encuentro, me paro, respiro hondo, dejo ir y veo que simple-mente ESE momento es perfecto. Y lo es, no porque mi mente me diga que lo está siendo (que ya te digo que no me dice eso) sino porque hablando en plata: es lo que hay.
‘Esluque’ que dice mi hermano. Y sí, realmente ‘esluque’ porque este instante, este bendito y preciso instante, es lo unico que realmente tienes, eres y hay.

Hubo una época (no hace tanto tiempo) que cada vez que me peleaba con Juan, me ‘divorciaba’. En serio, he perdido la cuenta de las veces que he hecho la maleta en estos 16 años de relación.
Tienes que entender que una pelea no es motivo de separación. Por el contrario, es una llamada de atención que se está dando por lo que se tiene que priorizar y hablar en el momento oportuno sobre lo que sucede con aquella situación. Nadie es adivino como para que esperes que la otra persona reaccione de acuerdo a lo que quieres. Así que, siempre habla de lo que te causa conflicto y procura decirlo e la mejor manera, con las mejores palabras y con toda la honestidad posible. Porque lo bonito que tienen no tiene que acabarse por malos entendidos.

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