El diálogo interior
No sé tú, pero la mayoría convivimos -como podemos y sabemos- con esa voz interior que sobre todo y todo el tiempo, nos da respuestas. Aunque ni tan siquiera le preguntemos. Si te resuena…
Bienvenidx al club.
Hoy quiero compartirte un descubrimiento muy bestia.
Resulta que SI los seres humanos tenemos diálogos internos de mierda -con perdón- es por un motivo muy sutil: NO sabemos preguntar de la manera correcta*
Aceptémoslo. No hemos sido educados para ello. A nosotros nos enseñaron a responder, y si la respuesta era (la) ‘buena’, recompensa que te crió. Sino no. Por eso tenemos pensamientos de baja frecuencia (basados en el miedo), porque la calidad de nuestro pensamiento radica en la calidad de nuestras preguntas, no de nuestras respuestas. Es decir, el problema no está en las respuestas que nos damos, sino en las preguntas que nos hacemos.
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*Estamos acostumbrados a enfrentar loquesea con un POR QUÉ por bandera, sin ser conscientes que la respuesta que nos ofrece esa pregunta proviene del pasado, no del presente. Más concretamente de las mil y una historias (racionales y condicionales) que por H o por B, justifican lo que acontece pero no lo resuelven.
Así que esa respuesta NO ES ÚTIL.
En cambio, ‘para qué’, SÍ LO ES .
PARA QUÉ es una pregunta poderosa que nos resitua, nos obliga a tomar conciencia y despierta en nosotros la posibilidad de observar nuestro pensamiento y comprender así, que ese diálogo interno destructivo que surge de un Por Qué puede transformarse en un aliado que construye, nutre y cuida la relación con nuestro verdadero Yo.
El “por qué” es la respuesta que nos da el Ego para perpetuar la radio en nuestra cabeza.
El “para qué” es la pregunta que conscientemente hace nuestro Ser para calmar su mente y colmar su corazón.
Es solo 1 palabra (una simple preposición) pero que transforma por completo nuestro diálogo interior.