Cuando vivía en Tailandia, casi todas las tardes (a eso del atardecer) subía a un templo budista que, desde lo alto de la montaña, tenía las mejores vistas de toda la isla.
A menudo había monjes primerizos que meditaban y lo curioso es que lo hacían con los ojos abiertos, mirando el cielo.
Un día no pude contenerme más y les pregunté el por qué́ de esa forma en la práctica.
Uno de ellos (con ganas de hablar inglés) me explicó que para el budismo, la mente es como el cielo…

Y eso es lo que me gustaría compartir hoy aquí contigo.
Un aprendizaje muy sencillo, pero que tardé mucho en integrar y en comprender y que a día de hoy, me sirve de anclaje cuando me nublo o me pongo a llover…
*te hablo de LAS NUBES DE TU CABEZA* 

Deseo que te guste, te sirva y te haga bien
🙏🏼✨❤️